Ser responsable de lo que hacemos y sus consecuencias
Si nos estamos preguntando por qué nos suceden las cosas que nos pasan en nuestra vida, deberíamos revisar nuestros comportamientos. Si creemos que no estamos en donde queremos estar, tenemos que ser capaces de pensar en qué estamos haciendo o qué no estamos haciendo para alcanzar ese ideal de dónde uno quisiera estar o llegar.
Todos los comportamientos, no solamente están definidos por nuestras acciones visibles, sino también por nuestros pensamientos, nuestras creencias, deseos, etc.
Nuestro pasado se convierte en nuestro futuro si tenemos miedo de cambiar lo que viene o si nos vemos condicionados por éste. No siempre es fácil desprenderse de situaciones dolorosas o desafortunadas de nuestra vida, pero tampoco es imposible. Lo importante es querer y estar dispuesto a cambiarlo. Lo primero es hacer el proceso interno de querer salir de ese estado para poder llevarlo a cabo.
No tiene sentido quejarse o sentirnos frustrados porque los acontecimientos no se dan como uno quiere; simplemente hay que tener en cuenta de que hay cosas que no siempre podemos controlar. Pero lo que sí es cierto, es que lo que depende de nosotros es pasible de modificarlo o de reconceptualizarlo.
Cuando uno elige comportarse de determinada forma, elige las consecuencias.
Ya no es posible culpar a nuestra familia, al pasado, u otras cosas; de adulto uno es responsable de hacer algo con sus sentimientos y acciones y de sus resultados.
Cuando estamos estancados en un estilo de vida del cual estamos desconformes, es bueno poder preguntarse ¿qué nos haría feliz?
Poder pensar específicamente las respuestas, ser lo más racional y realista posible y ponerse metas alcanzables, son de las cosas que nos hacen movernos de donde estamos para empezar a visualizar un cambio.
Escribir un comentario