En la Terapia del Comportamiento, o Terapia Cognitivo-Conductual, los objetivos deben permanecer en el plano descriptivo. Es decir, evitar niveles altos de inferencia posible. Nuestra tarea será entonces, ayudar a la persona a definir sus propios objetivos siendo éstos reales y alcanzables.

Los mismos deben hacer énfasis en conseguir un buen nivel de ejecución en su medio ambiente, donde se consideren las especificidades de las diferentes situaciones, por lo que los objetivos deben incluir las situaciones y contextos en su definición.

Han de ser individualizados y se deberá considerar las variables incluidas en la formulación clínica del caso.

Se habrá de tener en cuenta la jerarquía de habilidades y conductas de acceso a la hora de señalar los objetivos.

Pueden incluir la modificación de constructos hipotéticos como meta de intervención. Será importante diferenciar los objetivos específicos de los generales, y ver en cada caso los criterios de aceptación y adaptación del individuo antes de delimitarlos.

Los objetivos, tienen que ser aceptados en su totalidad por el paciente.