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Ser responsable de lo que hacemos y sus consecuencias

Si nos estamos preguntando por qué nos suceden las cosas que nos pasan en nuestra vida, deberíamos revisar nuestros comportamientos. Si creemos que no estamos en donde queremos estar, tenemos que ser capaces de pensar en qué estamos haciendo o qué no estamos haciendo para alcanzar ese ideal de dónde uno quisiera estar o llegar.

Todos los comportamientos, no solamente están definidos por nuestras acciones visibles, sino también por nuestros pensamientos, nuestras creencias, deseos, etc.

Nuestro pasado se convierte en nuestro futuro si tenemos miedo de cambiar lo que viene o si nos vemos condicionados por éste. No siempre es fácil desprenderse de situaciones dolorosas o desafortunadas de nuestra vida, pero tampoco es imposible. Lo importante es querer y estar dispuesto a cambiarlo. Lo primero es hacer el proceso interno de querer salir de ese estado para poder llevarlo a cabo.

No tiene sentido quejarse o sentirnos frustrados porque los acontecimientos no se dan como uno quiere; simplemente hay que tener en cuenta de que hay cosas que no siempre podemos controlar. Pero lo que sí es cierto, es que lo que depende de nosotros es pasible de modificarlo o de reconceptualizarlo.

Cuando uno elige comportarse de determinada forma, elige las consecuencias.

Ya no es posible culpar a nuestra familia, al pasado, u otras cosas; de adulto uno es responsable de hacer algo con sus sentimientos y acciones y de sus resultados.

Cuando estamos estancados en un estilo de vida del cual estamos desconformes, es bueno poder preguntarse ¿qué nos haría feliz?

Poder pensar específicamente las respuestas, ser lo más racional y realista posible y ponerse metas alcanzables, son de las cosas que nos hacen movernos de donde estamos para empezar a visualizar un cambio.

Procrastinación: El hábito de postergar

Seguramente habrán escuchado hablar del término «Procrastinación»; este término se define más bien como «diferir o aplazar» y se trata nada más y nada menos que del hábito de postergar.

Cuando uno procrastina lo que hace es retrasar las actividades o situaciones que deben ser atendidas, sustituyéndolas por otras actividades menos irrelevantes o más agradables.

Esto implica que tomemos una conducta evasiva constante y repetida en el tiempo. A veces evitamos comenzar o llevar a cabo una tarea por el miedo al fracaso, lo que estaría vinculado a temas de autoestima. Por otro lado, puede suceder que las tareas se posterguen hasta el límite de tener que realizarlas indiscutiblemente a un costo desagradable por no desear hacerlo. Y otras veces se piensa tanto en cómo realizar la tarea, llevando esta indecisión a muchas veces no culminarla.

Hemos propuesto algunas actitudes que pueden ayudar a no procrastinar:

Es importante tomar noción del problema; tomar contacto con el problema, tomarse el tiempo de pensarlo, nos hace ser conscientes de cuán importante es y el por qué «tenemos» que hacerlo.

Darnos cuenta de cuándo procrastinamos; esto nos permitirá detectar a tiempo y evitar ir en dirección contraria a lo que en ese momento tenemos o debemos hacer.

Reaccionar ante lo que nos hace procrastinar; conocer el por qué postergamos.

Aprender a decir que NO; importante decisión no solo para no procrastinar y tener el control de la situación, sino para la vida.

Las excusas; si no están, no las busquemos. Siempre que uno no desee hacer algo, habrá otro algo que nos parezca más satisfactorio para no llevar a cabo lo anterior.

Evitar las distracciones; muy similar al caso de las excusas. Siempre van a estar, solo hay que tratar de controlar y de saber decir que no.

Planificar; si, planificar sí, pero no abusar de la planificación. Si se toma mucho tiempo planificando, tendemos a la indecisión.

Gestionar el tiempo; organizarnos y proponernos finalizar lo que comenzamos.

¿En qué puede ayudar el primer paso y dejar de procrastinar?

Cuando uno se enfoca en lo que tiene o debe hacer y se decide a hacerlo, promueve un cambio que de alguna forma nos libera. Nos libera porque al fin uno avanzó y ya no se encuentra en el eterno punto de partida. Una vez que se avanza, se sigue. Y si por algún motivo nos detenemos, al menos sabemos que si lo hicimos una vez, no hay razón para creer que no podamos seguir haciéndolo.

 

 

 

 

 

 

Aproximación a la Psicología Positiva

Es una rama nueva dentro de la Psicología que surge en el año 1999 cuyo fundador es Martin Seligman (psicólogo y escritor americano, que en ese momento era el Presidente de la Asociación Americana de Psicólogos).

Su propósito inicialmente pretendía que la psicología respondiera al enfoque salugénico. Este enfoque trabaja no solamente sobre lo que enferma a la persona, sino más bien en lo que la hace feliz y en cómo desarrollar mayores niveles de bienestar. No solamente se trata de una psicología preventiva, sino de una psicología que tiende a la optimización de los recursos de personalidad. El enfoque sale de lo patológico, y se vuelca a otras áreas más novedosas.

Pretende ser una herramienta para los psicoterapeutas donde se intenta potenciar los recursos de una persona y no necesariamente curar.

Uno de sus objetivos fundamentales es aumentar las fortalezas y virtudes. Algunas de las fortalezas de personalidad que se derivan de las habilidades y virtudes son: sabiduría y conocimiento, flexibilidad, perspectiva, perseverancia, honestidad y humanidad, vitalidad, inteligencia emocional y social, entre otras.

También se busca la optimización de las relaciones sociales donde los vínculos sociales son claves en el bienestar humano. Se dice bienestar humano y no felicidad ya que la vivencia de felicidad está condicionada con las vivencias puntuales o de corto plazo, lo momentáneo, y con lo subjetivo.

No es lo mismo ser feliz que, sentirse bien. Tiene que ver con estar convencido de hacer lo que nos hace bien, tiene que ver con sentirnos bien.

Se intenta hacer énfasis en el optimismo; intenta lograr desarrollarlo. El optimismo, se aprende, se aprende a desarrollar diferentes estrategias que permitan generarnos un estilo de pensamiento optimista.

Otros de los objetivos tienen que ver con el aumento de emociones positivas, con el poder disfrutar, agradecer, con la auto-regulación, el autocontrol, la valentía, la capacidad de encare, aumento de las experiencias óptimas.

Una de las cosas que aporta la psicología positiva es que la perseverancia hasta el máximo de algún aspecto, nos da la virtud. El trabajar sobre dar el máximo es el desarrollo de las virtudes, el ejercicio del desarrollo de habilidades, fortalezas y virtudes, correlaciona con el bienestar humano.

Hay autores que plantean que detrás de una persona feliz, se encuentran los proyectos. Las personas con mayores niveles de bienestar, tienen motivaciones a desarrollar su optimización a través de los proyectos vitales. En la medida que uno se sienta auto eficaz, va aumentando su autoestima. Se busca promoción en calidad de vida a través del funcionamiento humano óptimo.

La salud para la psicología positiva es una condición que contempla bien estar físico, mental y social. En resumen la psicología positiva, intenta efectuar un cambio en el eje de la psicología, implicando una construcción de las cualidades positivas.


Si desea más información sobre esta temática, le invitamos a que se ponga en contacto a través del e-mail contacto@licenciadacassaniti.com o al número 091 – 082 – 003 con el fin de poder brindarle respuestas a sus dudas o ayudarle si así lo requiere.

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